viernes, 5 de mayo de 2017

EL CAPITALISMO MONOPOLISTA O IMPERIALISMO

AUTORES:
García Ana C.I.: 24.027.080
Pérez Floribeth C.I.: 23.543.058
Sifontes Yusbely C.I.: 25.262.614
Zamora Roxand C.I.: 24.666.878


El capitalismo monopolista es el estadio de desarrollo del capitalismo caracterizado por la definitiva desaparición del mercado de libre concurrencia y su sustitución por la competencia entre monopolios. Para los economistas marxistas el capitalismo monopolista correspondió aproximadamente al último cuarto del siglo XIX y alcanzó plena madurez después de la Segunda Guerra Mundial. El imperialismo es la fase monopolista del capitalismo. En esencia, esta fase del capitalismo, no es otra cosa que el dominio del capital financiero, cuyo origen proviene de la fusión del capital bancario de algunos grandes bancos monopólicos con el capital de los grupos monopólicos industriales.
Según Rionda (2010), el capitalismo monopolista presenta mercados acaparados, controlados por grandes empresas, que desabastecen los mercados, creando necesidad y pobreza, el ingreso nacional tiende a concentrarse en pocas manos; esta es la razón, de que exista la necesidad de una mayor intervención estatal; como un Robin Hood, el estado quita al rico para darle al pobre, tratando de controlar la desigualdad social. El estado de bienestar adquiere entonces, un carácter de social democracia. 

CARACTERÍSTICAS FUNDAMENTALES DEL IMPERIALISMO
La peculiaridad distintiva fundamental del imperialismo estriba en que el gran capital monopolista domina en las esferas económicas, políticas e ideológicas. De ahí que el imperialismo se denomine también capitalismo monopolista. Lenin fue el primero en someter a un análisis científico multilateral el imperialismo y en determinar sus rasgos económicos principales. Son estos:
  • La concentración de la producción y del capital ha llegado a un punto tan alto de desarrollo, que ha hecho surgir los monopolios, los cuales desempeñan un papel decisivo en la vida económica.
  • La fusión del capital bancario con el industrial, sobre cuya base surgen el capital y la oligarquía financieros.
  • La exportación de capitales, a diferencia de la de mercancías, adquiere singular importancia.
  • La formación de agrupaciones monopolistas internacionales de capitalistas, que se reparten el mundo.
  • La culminación del reparto territorial del mundo entre las potencias capitalistas más importantes.

Bajo el imperialismo se conservan las bases generales del modo capitalista de producción, la propiedad de los medios de producción fundamentales sigue en manos de un pequeño puñado de capitalistas o de sus agrupaciones, los trabajadores son objeto de explotación, el estímulo principal de la producción capitalista continúa siendo el afán de ganancias, y la economía de los países capitalistas se desarrolla en las condiciones de la lucha competitiva. La ley de la plusvalía sigue actuando también bajo el imperialismo. La sustitución de la libre competencia por el dominio de los monopolios hace que las agrupaciones de capitalistas (cártels, sindicatos, trusts, consorcios), concentrando en sus manos gran parte de la producción y venta de las mercancías y aplastando a sus competidores, puedan obtener una elevada ganancia monopolista, de magnitud sensiblemente mayor que la ganancia media. 

El paso al imperialismo
La concentración de la producción constituye la base del surgimiento de la dominación de los monopolios. El último tercio del siglo XIX estuvo signado por importantes descubrimientos científicos y técnicos en la metalurgia y la construcción de maquinaria, en la industria química y electrónica. En ese período comenzaron a emplearse nuevos tipos de máquinas, se efectuaron cambios radicales en la energética y en la tecnología de la producción y se desarrollaron nuevas ramas de la industria. En estas condiciones, la concentración de la producción se intensificó aún más. La superioridad técnica, la mejor organización del proceso de producción, la economía en los gastos generales, una alta productividad del trabajo y grandes posibilidades para la obtención de créditos, aumentaban cada vez más su papel en la producción industrial.
A fines del siglo XIX y principios del XX, sobrevino un período en que el desarrollo de la concentración y la centralización del capital y la producción sobre la base de la libre competencia originó fenómenos nuevos. La parte fundamental de la producción social fue concentrada en unas pocas empresas grandes, monopolizadas por ellas. El monopolio vino a sustituir a la libre competencia. Surgió del proceso de concentración de la producción y del capital en determinado escalón de su desarrollo. Lenin escribió: “…la aparición del monopolio, debida a la concentración de la producción, es una ley general y fundamental de la presente fase de desarrollo del capitalismo.” 

Los monopolios y el libre mercado
En las economías orientadas al mercado es necesario contar con un conjunto de reglas que garanticen el funcionamiento de los mercados, mejor conocidas como reglas antimonopolio., que tienen el propósito de limitar la acción de los monopolios, basándose en la idea de que éstos producen efectos perniciosos sobre la economía, particularmente la extracción agresiva del excedente del consumidor.
Una economía de mercados muy concentrados, con pocos oferentes, es una economía menos eficiente, pues los agentes económicos pagan rentas de monopolio en los bienes y servicios que consumen y ven mermadas las posibilidades de ahorrar, invertir en nuevas actividades productivas o consumir en otros mercados. Pero no todos los monopolios se comportan de igual manera; dependiendo de la naturaleza del producto o el servicio que ofrece, se justifica un mayor control por parte de la autoridad estatal competente. Por ejemplo, respecto a Brasil, Colombia, Chile, Jamaica, México, Panamá, Perú y Venezuela, se reconoce la válida existencia de los monopolios estatales a sectores reservados, por razones estratégicas y de seguridad nacional, y la explotación exclusiva de los derechos de propiedad intelectual.
Un ejemplo para justificar económicamente la existencia de un monopolio dentro de un mercado de libre competencia es el monopolio de emisión de dinero del Estado (depósitos, billetes y monedas). Se trata de una competencia que otorga un poder enorme al Estado. Sin embargo, el monopolio en la emisión de dinero tiene lógica y mucha. El hecho de que todos los españoles, por ejemplo, utilicen la peseta (euro) y todos los mexicanos efectúen sus pagos con pesos da un valor de transacción (cambio) a estas monedas que sería imposible de obtener si cada uno de estos países tuviera 15 divisas diferentes. En otras palabras, la existencia de un alto número de personas dispuestas a realizar sus compras y ventas en estas monedas aumenta la eficiencia de las economías al abaratar los costes de transacción. 

Los monopolios bancarios y el nuevo papel de los bancos
Los monopolios bancarios son agrupaciones de bancos, o sea, son bancos gigantescos, que dominan en la banca y se apropian de una alta ganancia de monopolio. La base material del capital bancario es la concentración y la monopolización de la producción industrial. Las grandes empresas industriales necesitaban grandes créditos y, habitualmente a largo plazo. Los pequeños bancos no estaban en condiciones de cumplir este papel, y esto impulsó la agrupación de muchos bancos y la centralización de su capital. El surgimiento de los monopolios bancarios fue un resultado objetivo del alto grado de concentración y centralización del capital en funciones y en la esfera del crédito.
Los monopolios bancarios concentraron en sus manos la masa fundamental de recursos monetarios disponibles de la sociedad. Sin limitarse sólo a la concesión de crédito a los monopolios industriales, penetran directamente en la producción y se convierten en copropietario de empresas industriales. Al referirse a este nuevo papel de los bancos, Lenin mostró las causas cardinales de la fusión del capital monopolista bancario con el capital monopolista industrial.
La monopolización del crédito por unos pocos bancos obligó a los monopolios industriales a fortalecer las relaciones con los grandes bancos comprando sus acciones y adquiriendo puestos en sus juntas directivas y directorios. Los capitalistas industriales empezaron a penetrar en la esfera del crédito, a colocar en ella parte de sus capitales y participar en la elaboración de la política de los grandes bancos. Además, se produjo la penetración del capital de los monopolios bancarios en los industriales. Así, los monopolios bancarios procuran protegerse contra las eventuales pérdidas a través de la influencia directa en la actividad de las corporaciones industriales 

La oligarquía financiera mundial
El capital financiero se halla concentrado en manos de la oligarquía financiera, pequeña cúspide de la burguesía que domina todos los sectores de la economía. Según Lenin, el mecanismo mediante el cual la oligarquía financiera se apropia de la mayor parte de la riqueza social y del poder político de un país es el siguiente:
  1. La estructura orgánica de dominación del capital financiero es el grupo monopolista financiero (sociedades industriales, bancarias, crediticias, de seguros, de transporte y otras fiscalizadas por uno o por varios magnates del capital).
  2. En el control del grupo monopolista financiero se encuentra la empresa principal (un banco importante, un trust industrial, una sociedad de seguros o una sociedad de control) que influye en las demás empresas de este grupo.
  3. La mayoría de las empresas del grupo monopolista financiero no son propiedad individual de uno u otro magnate que está frente al grupo. el poder de ese magnate se basa en la posesión del paquete de control de las acciones.
  4. El mecanismo de acción del grupo monopolista financiero suele apoyarse en el “sistema de participaciones” y la “función personal”, los cuales utilizan la forma anónima de empresa. El paquete de control de acciones de la sociedad anónima principal se encuentra en manos de un magnate financiero o de un grupo de magnates financieros.
  5. La sociedad principal (sociedad matriz) adquiere, a su vez, los paquetes de control de las acciones de otras sociedades (anónimas, filiales) las cuales compran los paquetes de control de las acciones de un grupo de sociedades anónimas “nietas”, etc.

Así, la empresa principal del grupo monopolista financiero fiscaliza las empresas filiales, “nietas” y “bisnietas”; el total del capital de todas las sociedades supera en muchas veces el capital de la sociedad matriz. De esta forma se asegura la dominación de los magnates financieros sobre enormes sumas de capital ajeno y la obtención de altas ganancias de monopolio. 

La exportación de capitales y la dependencia económica
En la etapa anterior al imperialismo los grandes países capitalistas se dedicaban a la exportación de mercancías, especialmente productos manufacturados. Con el dominio de los monopolios financieros pasa a ser más importante la exportación de capitales, con el fin de dar salida a la gran cantidad de capital acumulado y para lograr obtener la máxima ganancia.
Esta expresión de capitales se observa con la construcción de grandes empresas, fundamentalmente de extracción de materias primas, en una primera etapa. Así logran obtener mercancías a costos muy bajos, debido a que la mano de obra es mucho más barata en estos países. Al mismo tiempo aseguran el control de las fuentes productoras de las materias primas necesarias para la producción industrial de las metrópolis. Otra forma de exportación de capitales es la concesión de préstamos y la llamada “ayuda económica” a otros países. Los intereses que cobran por este dinero son riquezas extraídas a estos pueblos, son recursos que se restan a la economía del país dependiente y constituyen un verdadero saqueo.
Las razones por las que un país subdesarrollado se vuelve dependiente económicamente se deben al tipo de productos que estos países exportan (exportan sólo una pequeña variedad de productos en general productos primarios); a quienes se exporta pues son muy escasos los países a los cuales se les vendes y a los cuales se les compran los productos manufacturados produciendo el fenómeno de la dependencia comercial; y finalmente, al capital extranjero como un elemento deformador de la economía. Se desarrollan los estados más ligados a la actividad económica de la potencia extranjera, pero el resto del país permanece en un nivel de desarrollo muy bajo, lo cual caracteriza el desarrollo dependiente de nuestros países. 

Las transnacionales
Las transnacionales pueden definirse como las empresas que acumulan o reproducen su capital en un espacio compuesto por varios países. Aseguran, mediante flujos de inversión directa, el control sobre las unidades reproductivas situadas en el exterior y derivando de ellas un flujo estable de ganancias.
Los cuatro períodos de aparición y desarrollo de las empresas multi y transnacionales son:
  • Primera Etapa: Surgimiento (1860-1914): momento de considerable aceleración científico -tecnológica y desarrollo de los sistemas de producción y comercialización estandarizados que favorecen la aparición de nuevos productos y de nuevas demandas y hábitos de consumo. La innovación tecnológica, aplicada a los medios de comunicación y de transporte, facilitó la unificación espacial a escala mundial y permitió la dispersión de las empresas en diversos países incrementando el intercambio comercial internacional.
  • Segunda Etapa: Consolidación (1914-1945): las empresas multinacionales de los EE.UU. aprovechan la debilidad en que quedó la economía europea para consolidarse y convertirse en un referente de las nuevas empresas.
  • Tercera Etapa: Universalización (1945-1990): la tensión y competencia con el bloque socialista encabezado por la URSS les permite a las empresas multinacionales estadounidenses, europeas y japonesas expandirse por todo el mundo.
  • Cuarta Etapa: Transformación de empresas multinacionales en transnacionales (1990-2014): las reformas al sector financiero sucedidas en la década de los 70s (quiebra del Acuerdo de Bretton Woods o reemplazo del patrón oro-divisas por el dólar como referente de las transacciones financieras) y el derrumbe del bloque socialista, crearon condiciones para la deslocalización de los procesos productivos a nivel mundial y en medio de ese proceso  se inicia un entrelazamiento de capitales, intereses comerciales, creación de supra-Estados (NAFTA, Comunidad Económica Europea) y de alianzas económicas, comerciales y políticas que han transformado todo el entorno internacional. China se abre a la inversión extranjera y se convierte en la fábrica del mundo.  


El fin de la división territorial del mundo
Las asociaciones capitalistas monopolistas primero se reparten entre sí el mercado interno y se apoderan de un modo más o menos completo de la industria del propio país. El capitalismo creó hace tiempo un mercado mundial. Y a medida que aumentaba la exportación de capitales y se ampliaban las vinculaciones extranjeras las cosas gravitaron “naturalmente” hacia un acuerdo universal entre esas asociaciones, y hacia la formación de cárteles internacionales. Este es un nuevo grado de la concentración mundial del capital y la producción más elevado que los grados anteriores.
El imperialismo implicó no sólo una expansión comercial y nuevas fuentes de recursos para las potencias colonizadoras, sino, además, dominio político, ocupación militar y una explotación sistemática de las colonias, las cuales perdieron totalmente su soberanía. Francia, Alemania, Italia, Rusia Estados Unidos y Japón se lanzaron a la conquista de colonias.
Los estados imperialistas, especialmente Gran Bretaña y Estados Unidos, justificaron sus actuaciones en los países que colonizaban no solo argumentando causas políticas y económicas, sino también razones supuestamente racionales. Ciertamente, los países imperialistas pusieron en marcha una compleja maquinaria propagandística e ideológica cuyo objetivo era presentar y convencer a toda su población de que sus motivos para realizar tales acciones estaban justificados desde un punto de vista moral. 

La globalización y el fin de la libre competencia
La competencia está basada en la libertad de decisión de los que participan en el mercado, en un contexto en el que las reglas de juego son claras para todos y se cumplen efectivamente. La libre competencia se basa fundamentalmente en la libertad de elección tanto para el consumidor, como para el productor.
En una situación de monopolio, un solo productor satisface la demanda de todos los consumidores. Ello le permite la posibilidad de determinar el precio y la cantidad que más le convienen al monopolista a costa de extraer recursos del consumidor. Una situación de monopolio, sin regulación alguna, determina que el precio sea mayor al que ocurriría en una situación de libre competencia, y que la cantidad disponible sea menor. Es preferible, en el corto plazo, para los consumidores un esquema de libre competencia que uno de monopolio.
Las prácticas restrictivas de la libre competencia son las concertadas entre empresas con el objeto de restringir la libre competencia, estas prácticas son siempre una violación de los principios de la libre competencia y por tal es castigada por ley. Esto es lo que se considera una práctica per se ilegal, es decir que prohíbe objetivamente el desarrollo de una conducta independientemente que pueda o no generar daños al mercado.
Algunos de los casos más severos y más tratados de restricción a la libre competencia son el abuso de posición de dominio, además de los casos de monopolio y las prácticas restrictivas de la libre competencia. Otras violaciones del principio de libre competencia son la competencia desleal, el dumping y subsidios, el uso ilícito de marcas y/o de propiedad intelectual ajenas, la falta de información al consumidor, entre otras. Todas ellas determinan que se quiebre el mecanismo por el cual las preferencias de los consumidores, expresadas libremente en el mercado, orientan a los productores a hacer el uso más eficiente posible de los recursos productivos de los que dispone una economía. 

LA CRISIS GENERAL DEL CAPITALISMO
La crisis general del capitalismo se produjo cuando las principales reglas impuestas en el nuevo orden económico que emergió de Bretton Woods empezaron a resquebrajarse. En esencia se produjo debido al surgimiento de las inevitables crisis cíclicas consubstanciales a la naturaleza propia del sistema capitalista (oscilación cíclica que atrapa al sistema entre el “despegue”, la expansión y el “boom” y su extremo opuesto, el estancamiento, la recesión y la depresión). Y el segundo factor causal se debería al involucramiento y posterior entrampamiento del imperio norteamericano en la guerra del Vietnam, un hecho de la esfera política que tuvo sus implicaciones en la economía norteamericana.
La crisis general del capitalismo ha recorrido dos etapas y ahora se encuentra en la tercera. La primera etapa comienza con la Gran Revolución Socialista de Octubre y la primera guerra mundial. En el curso de la segunda guerra mundial y de las revoluciones socialistas en varios países de Europa y Asia, transcurre la segunda etapa de la crisis general del capitalismo. En la actualidad, el capitalismo ha entrado en la tercera etapa de su crisis general. La peculiaridad de dicha etapa es la de haberse iniciado en tiempos de paz.  

El problema de los mercados
Para que la economía capitalista funcione de manera adecuada, los procesos de acumulación (ahorro e inversión) deben invertirse en nueva capacidad productiva. La falta de inversión en el aumento de la capacidad productiva trae como consecuencia una disminución en la tasa de empleo. La caída del empleo, el ingreso y el gasto, comporta un debilitamiento del consumo que tiende a desalentar la inversión. De ahí que el proceso de acumulación en ahorro e inversión dependa del consumo de quienes trabajan y obtienen un ingreso. los factores endémicos que estimulan tales círculos viciosos son esencialmente dos: i) el riesgo en la inversión productiva (lo que Marx define como el riesgo de desvalorización del capital) y ii) la tendencia constante a la disminución real de los salarios.
La respuesta que el sistema económico diseña es una incentivación artificial del consumo a través de la expansión ilimitada de deuda que genera "burbujas especulativas", esto es, políticas monetarias expansivas orientadas a aumentar la liquidez y el circulante, así como el acceso fácil al crédito (reducción de tasas de interés para acelerar la inversión y el crédito al consumo, emisión de títulos de valores, aumento de la deuda pública, disminución del coeficiente de caja bancario para que los bancos presten más dinero contando con menos reservas líquidas, entre otras políticas diversas). Esta expansión ilimitada de la deuda sostiene el gasto en "burbujas de endeudamiento" que se van apilando hasta que el flujo de ingresos que las sostienen se ralentiza o inevitablemente se detiene hasta hacerlas estallar.
La expansión económica se construye sobre la base del endeudamiento. Pero no sólo las personas sustentan su consumo en deuda, también los Estados hacen lo mismo. Todos los gobiernos europeos, excepto Noruega, gastan más de lo que ingresan.
En el proceso del capital (de dinero a la mercancía y el retorno al dinero) hay muchos momentos donde el fracaso (Scheiterns) es posible. Esta incertidumbre, dada por la posibilidad de que el capital se desvalorice a lo largo de su proceso genera desconfianza en la inversión productiva y, así, da lugar a un déficit o una carencia de la misma. 

El problema del desempleo y las migraciones
El capitalismo surgió de la emigración de la fuerza de trabajo disponible para la acumulación de capital. La emigración siempre ha sido y es una constante del capitalismo. Marx en “El Capital” habla de la acumulación originaria del capital, además del expolio y la colonización de continentes enteros, y coloca a las migraciones como base de la expansión del trabajo asalariado. Señalaba la imposibilidad de aumentar extensiva e intensivamente la explotación de los obreros que ya trabajan, siendo forzoso la incorporación de fuerzas de trabajo adicionales. Aquí el propio mecanismo de la producción capitalista lo resuelve, la propia reproducción de la clase obrera.
Para Marx las migraciones son un fenómeno permanente en el surgimiento y desarrollo del capitalismo. Marx señaló que el maquinismo que desplaza a la manufactura permite a la acumulación de capital utilizar fuerza de trabajo poco calificada, donde el régimen industrial capitalista moviliza fuerzas de trabajo con escaso valor de cambio. A su vez rechaza a los obreros especializados que la máquina vuelve superfluos, los cuales se convierten en parte de lo que Marx llamaría superpoblación relativa, ejército industrial de reserva. Maquinismo y ejército de reserva, provocan la emigración de parte de ese contingente de fuerza de trabajo nacional sobrante. Por ello Marx señala que la constante “eliminación” de obreros en los países de gran industria fomentó la emigración y la colonización de países extranjeros.

La militarización de la economía de los países capitalistas occidentales
La militarización de la economía bajo el imperialismo es la adaptación de la economía de los estados imperialistas a las necesidades de las guerras de conquista por ellos organizadas con el fin de que los monopolios capitalistas obtengan elevadas ganancias. En el período de tránsito al imperialismo, la militarización alcanzó su grado máximo en la Alemania kaiserista: en vísperas de la segunda guerra mundial, en la Alemania de Hitler y en el Japón, y después de la segunda guerra mundial, en los Estados Unidos. La militarización de la economía se expresa, ante todo, en el crecimiento de la producción bélica y de las ramas de la economía a ella vinculadas, a menudo en detrimento de la industria civil. Ello conduce a un aumento en flecha de los gastos militares del Estado. Bajo el influjo de la militarización, se refuerza el capitalismo monopolista de Estado. 

Se acentúa la explotación de los trabajadores en los países capitalistas
Con el paso se los años, desde la “organización científica del trabajo” y su aplicación en la práctica, se han mejorado las condiciones de trabajo. Llegó un momento en que los nuevos salarios en las fábricas de Ford permitieron a sus trabajadores convertirse en consumidores, inclusive de los autos fabricados por ellos, así que los trabajadores que no se sentían interesados en un trabajo repetitivo, recuperaban fuera del trabajo su condición humana (o creían recuperarla) como consumidores, gracias a los salarios relativamente altos que percibían. Luego, se aumentó la productividad y se redujo el tiempo de trabajo. En la actualidad, sin embargo, pese a que continuó aumentando considerablemente la productividad, esa tendencia a la reducción de la jornada laboral se invirtió y también aumentó la intensidad del trabajo a causa de la necesidad que tiene mucha gente de trabajar más tiempo (en el mismo empleo o en un trabajo adicional) a fin de ganar lo mínimo necesario para sobrevivir.
De modo que puede decirse que la esclavitud asalariada propia del capitalismo, que pudo entenderse limitada sólo a la jornada laboral, ahora se extiende a todo el tiempo de la vida de los asalariados. De alguna manera, ha desaparecido la diferencia entre la esclavitud como sistema prevaleciente en la antigüedad (el esclavo al servicio del amo de manera permanente) y la esclavitud asalariada moderna. La mayor parte del beneficio resultante del aumento de la productividad engrosa la renta capitalista y una mínima parte se incorpora al salario, aunque no siempre. Es así como una constante del sistema capitalista es la profundización de la desigualdad en la distribución del producto. Y del mismo modo, el tiempo social liberado por el aumento de la productividad se distribuye desigualmente: el tiempo que dedican al trabajo los asalariados no disminuye, ni aproximadamente, en la misma proporción en que aumenta la productividad. 

Retroceso en los logros sociales de los trabajadores a escala mundial
Una de las características del capitalismo como sistema económico es su inestabilidad. A lo largo de los siglos, ha probado tener una enorme capacidad para lidiar con la incertidumbre, la recurrencia, la circularidad y, al mismo tiempo, ha sabido producir y reproducir los mecanismos más acerados de su existencia, como lo son la acumulación de riqueza, la explotación de la fuerza de trabajo, la depredación y una excepcional capacidad de reinvención ideológica cada vez que se encuentra frente a frente con un estado sorpresivo de crisis.
A comienzos del siglo XXI, el neocolonialismo surge nuevamente y de manera reforzada con nuevas características y elementos. En África muchos países se encuentran bajo intensas presiones por parte de EE. UU y lo mismo ocurre con Latinoamérica. En Asia, al Gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica, le preocupa el vertiginoso desarrollo que se viene produciendo en la república Popular China. En los antiguos países socialistas de Europa, la clase obrera se encuentra en un estado feudal. El racismo, el neofascismo y la xenofobia están reapareciendo de manera gradual. La revuelta de los inmigrantes en Francia y Estados Unidos, así lo demuestran.
En las luchas actuales de los movimientos obreros y sindicales de trabajadores, los reveses de 1989-1991 trajeron aparejado un cambio en la correlación de fuerzas que le proporcionó a los EE.UU. la dominación del mundo, lo cual ha generado el cambio de fronteras estatales, millones de refugiados, la muerte de personas inocentes, la abolición de la independencia y soberanía de los países y la esclavitud de naciones. Los datos estadísticos expresan que bajo el imperialismo contemporáneo unos 8,5 millones de refugiados y otros 21 millones de personas han tenido que emigrar de una región a otra dentro de sus propios países. Utilizando el pretexto de la guerra contra el terrorismo, se han restringido los derechos democráticos y sindicales de los trabajadores; también se han restringido las libertades humanas.
Con el triunfo del neoliberalismo, los gobiernos nacionales, como agentes reguladores de los mercados nacionales de trabajo, comenzaron a desarrollar, de manera más o menos coordinada, una serie de políticas de liberalización o flexibilización de dichos mercados, encaminadas a abaratar los procedimientos de contratación, de despido y de gestión de mano de obra, así como a reducir los salarios reales, lo que señala invariablemente algunos retrocesos en las mejoras sociales de los trabajadores.  

Rebelión política de los países explotados
Durante la mayor parte del siglo los países pobres, faltos de toda organización, fueron fácilmente manipulados por un puñado de compañías que controlaban las principales industrias mundiales. En los años 60, siete corporaciones mundiales con direcciones entrelazadas controlaban el 83% de la producción de Cobre fuera de los países socialistas. Sin embargo, en la actualidad esta situación ha cambiado; los países imperialistas afrontan hoy en diversas magnitudes la falta de materias primas, mientras que los países subdesarrollados han emprendido diversas acciones para proteger sus recursos básicos y venderlos a un precio razonable y tratan de crear industrias de transformación en sus propios países.
En 1975, según “Le Monde Diplomatique”, los países subdesarrollados producían el 40 por ciento del hierro consumido por los países capitalistas industrializados, pero sólo participaban con el 4,5% en la fabricación de acero. En la bauxita la producción conjunta de los subdesarrollados constituye el 64,5% del total, mientras que su participación en la producción de aluminio se limita a un 6,5%. En esa misma época la dependencia norteamericana de minerales extranjeros había crecido a un ritmo difícil de soportar.
Estados Unidos carece del Titanio, Platino y Colombio que emplea su industria aeronáutica, del Manganeso para producir hierro en lingotes, de la Bauxita que necesita en la industria del aluminio, del zinc que utiliza en la fabricación de hierro galvanizado, del estañó empleado en la fabricación de envases, del Tungsteno vital para endurecer las herramientas cortadoras de alta velocidad; para este país cada vez es mayor su dependencia de importación de estos minerales, y una buena cantidad proviene del Tercer Mundo.
Cada vez resulta más evidente que la negociación colectiva, cuando se trata de la explotación de recursos naturales, es la clave para poner coto al poder de las corporaciones mundiales. El poder de negociación de los países subdesarrollados ha mejorado enormemente en los últimos años. Los intereses comunes frente a los grandes colosos imperialistas han primado sobre sus diferencias, dando origen a un frente común que cuenta con el apoyo entusiasta del campo socialista. La correlación mundial de fuerzas ha cambiado en favor de los movimientos de liberación nacional y el campo socialista. 

Renacer del socialismo
Tres cuartos de siglo después del comienzo de la era imperialista, las Naciones Unidas se han visto obligadas a aceptar que, a pesar de los planes de ayuda a los países “subdesarrollados”, los países ricos son cada vez más ricos y los países pobres van siendo cada vez más pobres. Estos países no tienen ninguna esperanza de salir de su situación de subdesarrollo y de explotación dentro del sistema imperialista. El camino de liberación de los países “subdesarrollados” pasa por la ruptura definitiva de los lazos que los atan a las potencias imperialistas y por su participación en el proceso de la, revolución socialista mundial.
Entre los partidarios del Socialismo hay distintas opiniones, que van desde las que consideran que no hay duda sobre la permanencia y superación del Socialismo en la Unión Soviética, hasta las que sostienen que el primer intento socialista (la Revolución Rusa de 1917) ha fracasado; éstos opinan que, más adelante se volverá a iniciar el proceso. Países como Vietnam, Corea del Norte, China y Cuba se han declarado socialistas y están en curso distintos intentos de rectificación y superación, sin salir del marco socialista.
Se pueden mencionar también algunos estados de Europa occidental, que han sido o están siendo gobernados por partidos socialistas o social-demócratas, aunque más bien se trata de un capitalismo "moderado", del llamado Estado de bienestar, con determinadas ventajas y garantías para los trabajadores, pero sin abolir el principio de la ganancia privada.
Por otra parte, están los "Socialismos" de los países subdesarrollados, como el que rigió durante algún tiempo en la India, y también en Indonesia, Egipto, Argelia y otros. Se trata propiamente de una combinación de Capitalismo de Estado (que se encarga fundamentalmente de la infraestructura) y de empresa privada; es decir, de una forma de "economía mixta". El sistema no ha pretendido terminar con la ganancia basada en la propiedad privada; pero, sí ha sido útil para impulsar hasta cierto grado el desarrollo nacional, aprovechando las rivalidades entre los países socialistas de su momento y los capitalistas. Sin embargo, el crecimiento económico logrado no ha permitido un mejoramiento importante en el nivel de vida de sus pueblos, y la pretensión socialista se encuentra actualmente en retroceso o ha sido abolida en la mayor parte de estos países en los últimos años.
En resumen, puede decirse que está abierta actualmente la posibilidad de la superación del Socialismo existente en la Unión Soviética y en otros países (o de su transformación en auténticamente socialistas). Por otra parte, nada obliga a pensar que una nueva construcción socialista, que tome en cuenta las experiencias obtenidas, no pueda lograr éxito y dar lugar, con una adecuada estructura social y política, a la liberación de la iniciativa de los pueblos y de las fuerzas creadoras del hombre y significar un nuevo y trascendental avance de la humanidad.



CONCLUSIONES
Imperialismo y monopolios constituyen una unidad de dos elementos; por una parte, el elemento económico o capital financiero, como la unión del capital bancario de algunos grandes bancos monopolistas con el capital de los grupos monopólicos de industriales, y, por otra parte, el elemento político, esto es, el reparto del mundo, que viene a ser el tránsito de la antigua política colonial que se expandió, sin obstáculos, en las regiones todavía no apropiadas por ninguna potencia capitalista, a la política colonial de dominación monopolista de los territorios del globo, por parte de los países imperialistas. 

El imperialismo como fenómeno económico y político contiene cinco rasgos fundamentales: 1) concentración de la producción y del capital, de un grado tan elevado de desarrollo que ha creado los monopolios, los cuales, desempeñan un papel decisivo en la vida económica del mundo; 2) fusión del capital bancario con el industrial, creándose el capital financiero y, de éste proceso, surge la oligarquía financiera; 3) exportación de capital, a diferencia de la exportación de mercancías, adquiere una importancia particular; 4) formación de asociaciones internacionales monopolistas de capitalistas, las cuales se reparten el mundo, y 5) culminación del reparto territorial del mundo entre las potencias capitalistas más importantes. 

ANÁLISIS INDIVIDUALES
García Ana C.I.: 24.027.080
Alguna vez Lenin escribió que "Si fuera necesario dar la más breve definición del imperialismo tendríamos que decir que que es la etapa monopolista del capitalismo", lo cual resume muy brillantemente el concepto de este término, dando también toda su significación al predominio del monopolio en los países capitalistas más avanzados. El capitalismo monopolista ha sufrido cambio; la competencia, que fue la forma predominante de la relaciones de mercado en el siglo diecinueve ha cesado de ocupar tal posición en todas partes del mundo capitalista, siendo hoy la unidad económica típica en el mundo capitalista la empresa en gran escala que produce una parte importante del producto de una industria o de varias industrias y que es capaz de controlar el precio, el volumen de su producción y los tipos y cantidades de sus inversiones. En la actualidad, la iniciativa revolucionaria contra el capitalismo, que en los días de Marx correspondió al proletariado de los países avanzados, ha pasado a manos de las masas empobrecidas de los países subdesarrollados que están luchando por independizarse de la dominación y explotación imperialista. 

Pérez Floribeth C.I.: 23.543.058
La concepción de los marxistas de principios de siglo XX identifican al imperialismo con una nueva etapa del capitalismo surgido con la irrupción del monopolio, hacia fines del siglo XIX, siendo su principal característica, según Lenin, el monopolio que consiste en “la dominación de las asociaciones monopolistas de grandes patronos. Pra muchos teóricos, el capitalismo monopolista reemplazó al capitalismo de libre competencia y la competencia se transformó en monopolio, que es la base de la vida económica. Esto implica que prevalece la violencia en la manipulación de precios; la ley mercantil pierde relevancia, y las ganancias son, más, el producto de “maquinaciones financieras y estafas”, y del robo, que de la ley económica. También la competencia se desplaza del mercado interno al mercado mundial, y se desarrolla a través de conflictos armados entre las potencias. El capitalismo monopolista se caracteriza por el estancamiento de las fuerzas productivas y ha llevado a la fusión del capital bancario con el capital industrial, convirtiéndolo en capital financiero.

Sifontes Yusbely C.I.: 25.262.614
El tema del imperialismo ha sido tratado y debatido ampliamente al paso de los años; para muchos la referencia obligada son los trabajos de Lenin, Hilferding, Hobson, Bujarin entre otros, pero la idea general que sigue en pie es que el imperialismo se caracteriza por el predominio del monopolio y la explotación de las colonias, las semicolonias y los países dependientes por los países industrializados. Ya en el siglo XX, se relaciona al sistema capitalista con una nueva era en la que hay una combinación de guerras: guerras mundiales entre las potencias; guerras de los pueblos oprimidos contra el imperialismo y por su liberación nacional; y guerras civiles de los trabajadores contra el capital en los países industriales avanzados. 

Zamora Roxand C.I.: 24.666.878
El capitalismo monopolista es una forma del capitalismo, o más bien una etapa del capitalismo, que se produce cuando los dueños del capital unen su fuerza al poder del Estado burgués con el fin de afianzar este régimen, logrando proporcionar a un puñado de magnates ganancias máximas, y reducir las reivindicaciones progresistas de ayuda social a los desfavorecidos. Lenin definió el imperialismo no sólo como la época de los gigantescos monopolios capitalistas, sino, además, como la “época de la transformación del capitalismo en capitalismo monopolista de Estado”. Con este sistema la concentración de capitales es inmenso en manos de los principales monopolios cuyo poderío se refuerza a niveles superiores porque la riqueza del capital aumenta.


REFERENCIAS

  1. Capitalismo monopolista. Enciclopedia de Economía. Disponible: http://www.economia48.com/spa/d/capitalismo-monopolista/capitalismo-monopolista.htm
  2. Diccionario de Economía política. Imperialismo. Disponible: http://www.eumed.net/cursecon/dic/bzm/i/imperialismo.htm
  3. El imperialismo, fase superior del capitalismo. Disponible: https://es.wikipedia.org/wiki/El_imperialismo,_fase_superior_del_capitalismo
  4. Giraldo, J. (2002). Justificación de los monopolios en las economías de libre mercado. Disponible: https://www.gestiopolis.com/justificacion-monopolios-economias-libre-mercado/
  5. La oligarquía financiera. Libro de Texto Economía Política, Sección Primera, Capítulo VI, pp. 169-170. La Habana: Editorial Pueblo y Educación, 19??.
  6. Material didáctico de ciencias sociales. Economía Política. Ed. Progreso. Moscú. Pág 227.
  7. Barrios, S. (2015). La crisis general del capitalismo (1968-1991). Disponible: http://www.alainet.org/es/articulo/169122
  8. Hidalgo Capitán, A. (2011) Economía política global. Una introducción. Edición electrónica gratuita. Texto completo disponible en: www.eumed.net/libros/2011b/942/
  9. Harnecker, M. (1979). Imperialismo y dependencia. Editora Nacional Quimantú, 1ª. Ed. Chile.
  10. Araujo, M. (2012). Socialismo. Fuerza Universidad Experimental Politécnica de la Armada Nacional. Disponible: http://www.monografias.com/trabajos70/socialismo/socialismo2.shtml

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