EL CAPITALISMO MONOPOLISTA O IMPERIALISMO
AUTORES:
García Ana C.I.: 24.027.080
Pérez Floribeth C.I.: 23.543.058
Sifontes Yusbely C.I.: 25.262.614
Zamora Roxand C.I.: 24.666.878
El capitalismo
monopolista es el estadio de desarrollo del capitalismo caracterizado por la
definitiva desaparición del mercado de libre concurrencia y su sustitución por
la competencia entre monopolios. Para los economistas marxistas el capitalismo
monopolista correspondió aproximadamente al último cuarto del siglo XIX y
alcanzó plena madurez después de la Segunda Guerra Mundial. El imperialismo es
la fase monopolista del capitalismo. En esencia, esta fase del capitalismo, no
es otra cosa que el dominio del capital financiero, cuyo origen proviene de la
fusión del capital bancario de algunos grandes bancos monopólicos con el
capital de los grupos monopólicos industriales.
Según Rionda
(2010), el capitalismo monopolista presenta mercados acaparados, controlados
por grandes empresas, que desabastecen los mercados, creando necesidad y
pobreza, el ingreso nacional tiende a concentrarse en pocas manos; esta es la
razón, de que exista la necesidad de una mayor intervención estatal; como un
Robin Hood, el estado quita al rico para darle al pobre, tratando de controlar
la desigualdad social. El estado de bienestar adquiere entonces, un carácter de
social democracia.
CARACTERÍSTICAS FUNDAMENTALES DEL
IMPERIALISMO
La peculiaridad
distintiva fundamental del imperialismo estriba en que el gran capital monopolista
domina en las esferas económicas, políticas e ideológicas. De ahí que el
imperialismo se denomine también capitalismo monopolista. Lenin fue el primero
en someter a un análisis científico multilateral el imperialismo y en
determinar sus rasgos económicos principales. Son estos:
- La concentración de la producción y del capital ha llegado a un punto tan alto de desarrollo, que ha hecho surgir los monopolios, los cuales desempeñan un papel decisivo en la vida económica.
- La fusión del capital bancario con el industrial, sobre cuya base surgen el capital y la oligarquía financieros.
- La exportación de capitales, a diferencia de la de mercancías, adquiere singular importancia.
- La formación de agrupaciones monopolistas internacionales de capitalistas, que se reparten el mundo.
- La culminación del reparto territorial del mundo entre las potencias capitalistas más importantes.
Bajo el
imperialismo se conservan las bases generales del modo capitalista de
producción, la propiedad de los medios de producción fundamentales sigue en
manos de un pequeño puñado de capitalistas o de sus agrupaciones, los
trabajadores son objeto de explotación, el estímulo principal de la producción
capitalista continúa siendo el afán de ganancias, y la economía de los países
capitalistas se desarrolla en las condiciones de la lucha competitiva. La ley
de la plusvalía sigue actuando también bajo el imperialismo. La sustitución de
la libre competencia por el dominio de los monopolios hace que las agrupaciones
de capitalistas (cártels, sindicatos, trusts, consorcios), concentrando en sus
manos gran parte de la producción y venta de las mercancías y aplastando a sus
competidores, puedan obtener una elevada ganancia monopolista, de magnitud
sensiblemente mayor que la ganancia media.
El paso al imperialismo
La concentración de
la producción constituye la base del surgimiento de la dominación de los
monopolios. El último tercio del siglo XIX estuvo signado por importantes
descubrimientos científicos y técnicos en la metalurgia y la construcción de
maquinaria, en la industria química y electrónica. En ese período comenzaron a
emplearse nuevos tipos de máquinas, se efectuaron cambios radicales en la
energética y en la tecnología de la producción y se desarrollaron nuevas ramas
de la industria. En estas condiciones, la concentración de la producción se
intensificó aún más. La superioridad técnica, la mejor organización del proceso
de producción, la economía en los gastos generales, una alta productividad del
trabajo y grandes posibilidades para la obtención de créditos, aumentaban cada
vez más su papel en la producción industrial.
A fines del siglo
XIX y principios del XX, sobrevino un período en que el desarrollo de la
concentración y la centralización del capital y la producción sobre la base de
la libre competencia originó fenómenos nuevos. La parte fundamental de la
producción social fue concentrada en unas pocas empresas grandes, monopolizadas
por ellas. El monopolio vino a sustituir a la libre competencia. Surgió del
proceso de concentración de la producción y del capital en determinado escalón
de su desarrollo. Lenin escribió: “…la aparición del monopolio, debida a la
concentración de la producción, es una ley general y fundamental de la presente
fase de desarrollo del capitalismo.”
Los monopolios y el libre mercado
En las economías
orientadas al mercado es necesario contar con un conjunto de reglas que
garanticen el funcionamiento de los mercados, mejor conocidas como reglas
antimonopolio., que tienen el propósito de limitar la acción de los monopolios,
basándose en la idea de que éstos producen efectos perniciosos sobre la
economía, particularmente la extracción agresiva del excedente del consumidor.
Una economía de
mercados muy concentrados, con pocos oferentes, es una economía menos
eficiente, pues los agentes económicos pagan rentas de monopolio en los bienes
y servicios que consumen y ven mermadas las posibilidades de ahorrar, invertir
en nuevas actividades productivas o consumir en otros mercados. Pero no todos
los monopolios se comportan de igual manera; dependiendo de la naturaleza del
producto o el servicio que ofrece, se justifica un mayor control por parte de
la autoridad estatal competente. Por ejemplo, respecto a Brasil, Colombia,
Chile, Jamaica, México, Panamá, Perú y Venezuela, se reconoce la válida
existencia de los monopolios estatales a sectores reservados, por razones
estratégicas y de seguridad nacional, y la explotación exclusiva de los
derechos de propiedad intelectual.
Un ejemplo para
justificar económicamente la existencia de un monopolio dentro de un mercado de
libre competencia es el monopolio de emisión de dinero del Estado (depósitos,
billetes y monedas). Se trata de una competencia que otorga un poder enorme al
Estado. Sin embargo, el monopolio en la emisión de dinero tiene lógica y mucha.
El hecho de que todos los españoles, por ejemplo, utilicen la peseta (euro) y
todos los mexicanos efectúen sus pagos con pesos da un valor de transacción
(cambio) a estas monedas que sería imposible de obtener si cada uno de estos
países tuviera 15 divisas diferentes. En otras palabras, la existencia de un
alto número de personas dispuestas a realizar sus compras y ventas en estas
monedas aumenta la eficiencia de las economías al abaratar los costes de
transacción.
Los monopolios bancarios y el nuevo papel
de los bancos
Los monopolios
bancarios son agrupaciones de bancos, o sea, son bancos gigantescos, que
dominan en la banca y se apropian de una alta ganancia de monopolio. La base
material del capital bancario es la concentración y la monopolización de la
producción industrial. Las grandes empresas industriales necesitaban grandes
créditos y, habitualmente a largo plazo. Los pequeños bancos no estaban en
condiciones de cumplir este papel, y esto impulsó la agrupación de muchos
bancos y la centralización de su capital. El surgimiento de los monopolios
bancarios fue un resultado objetivo del alto grado de concentración y
centralización del capital en funciones y en la esfera del crédito.
Los monopolios
bancarios concentraron en sus manos la masa fundamental de recursos monetarios
disponibles de la sociedad. Sin limitarse sólo a la concesión de crédito a los
monopolios industriales, penetran directamente en la producción y se convierten
en copropietario de empresas industriales. Al referirse a este nuevo papel de
los bancos, Lenin mostró las causas cardinales de la fusión del capital
monopolista bancario con el capital monopolista industrial.
La monopolización
del crédito por unos pocos bancos obligó a los monopolios industriales a
fortalecer las relaciones con los grandes bancos comprando sus acciones y
adquiriendo puestos en sus juntas directivas y directorios. Los capitalistas
industriales empezaron a penetrar en la esfera del crédito, a colocar en ella
parte de sus capitales y participar en la elaboración de la política de los
grandes bancos. Además, se produjo la penetración del capital de los monopolios
bancarios en los industriales. Así, los monopolios bancarios procuran
protegerse contra las eventuales pérdidas a través de la influencia directa en
la actividad de las corporaciones industriales
La oligarquía financiera mundial
El capital
financiero se halla concentrado en manos de la oligarquía financiera, pequeña
cúspide de la burguesía que domina todos los sectores de la economía. Según Lenin,
el mecanismo mediante el cual la oligarquía financiera se apropia de la mayor
parte de la riqueza social y del poder político de un país es el siguiente:
- La estructura orgánica de dominación del capital financiero es el grupo monopolista financiero (sociedades industriales, bancarias, crediticias, de seguros, de transporte y otras fiscalizadas por uno o por varios magnates del capital).
- En el control del grupo monopolista financiero se encuentra la empresa principal (un banco importante, un trust industrial, una sociedad de seguros o una sociedad de control) que influye en las demás empresas de este grupo.
- La mayoría de las empresas del grupo monopolista financiero no son propiedad individual de uno u otro magnate que está frente al grupo. el poder de ese magnate se basa en la posesión del paquete de control de las acciones.
- El mecanismo de acción del grupo monopolista financiero suele apoyarse en el “sistema de participaciones” y la “función personal”, los cuales utilizan la forma anónima de empresa. El paquete de control de acciones de la sociedad anónima principal se encuentra en manos de un magnate financiero o de un grupo de magnates financieros.
- La sociedad principal (sociedad matriz) adquiere, a su vez, los paquetes de control de las acciones de otras sociedades (anónimas, filiales) las cuales compran los paquetes de control de las acciones de un grupo de sociedades anónimas “nietas”, etc.
Así, la empresa
principal del grupo monopolista financiero fiscaliza las empresas filiales,
“nietas” y “bisnietas”; el total del capital de todas las sociedades supera en
muchas veces el capital de la sociedad matriz. De esta forma se asegura la
dominación de los magnates financieros sobre enormes sumas de capital ajeno y
la obtención de altas ganancias de monopolio.
La exportación de capitales y la
dependencia económica
En la etapa
anterior al imperialismo los grandes países capitalistas se dedicaban a la
exportación de mercancías, especialmente productos manufacturados. Con el
dominio de los monopolios financieros pasa a ser más importante la exportación
de capitales, con el fin de dar salida a la gran cantidad de capital acumulado
y para lograr obtener la máxima ganancia.
Esta expresión de
capitales se observa con la construcción de grandes empresas, fundamentalmente
de extracción de materias primas, en una primera etapa. Así logran obtener
mercancías a costos muy bajos, debido a que la mano de obra es mucho más barata
en estos países. Al mismo tiempo aseguran el control de las fuentes productoras
de las materias primas necesarias para la producción industrial de las
metrópolis. Otra forma de exportación de capitales es la concesión de préstamos
y la llamada “ayuda económica” a otros países. Los intereses que cobran por
este dinero son riquezas extraídas a estos pueblos, son recursos que se restan
a la economía del país dependiente y constituyen un verdadero saqueo.
Las razones por las
que un país subdesarrollado se vuelve dependiente económicamente se deben al
tipo de productos que estos países exportan (exportan sólo una pequeña variedad
de productos en general productos primarios); a quienes se exporta pues son muy
escasos los países a los cuales se les vendes y a los cuales se les compran los
productos manufacturados produciendo el fenómeno de la dependencia comercial; y
finalmente, al capital extranjero como un elemento deformador de la economía.
Se desarrollan los estados más ligados a la actividad económica de la potencia
extranjera, pero el resto del país permanece en un nivel de desarrollo muy bajo,
lo cual caracteriza el desarrollo dependiente de nuestros países.
Las transnacionales
Las transnacionales
pueden definirse como las empresas que acumulan o reproducen su capital en un
espacio compuesto por varios países. Aseguran, mediante flujos de inversión
directa, el control sobre las unidades reproductivas situadas en el exterior y
derivando de ellas un flujo estable de ganancias.
Los cuatro períodos
de aparición y desarrollo de las empresas multi y transnacionales son:
- Primera Etapa: Surgimiento (1860-1914): momento de considerable aceleración científico -tecnológica y desarrollo de los sistemas de producción y comercialización estandarizados que favorecen la aparición de nuevos productos y de nuevas demandas y hábitos de consumo. La innovación tecnológica, aplicada a los medios de comunicación y de transporte, facilitó la unificación espacial a escala mundial y permitió la dispersión de las empresas en diversos países incrementando el intercambio comercial internacional.
- Segunda Etapa: Consolidación (1914-1945): las empresas multinacionales de los EE.UU. aprovechan la debilidad en que quedó la economía europea para consolidarse y convertirse en un referente de las nuevas empresas.
- Tercera Etapa: Universalización (1945-1990): la tensión y competencia con el bloque socialista encabezado por la URSS les permite a las empresas multinacionales estadounidenses, europeas y japonesas expandirse por todo el mundo.
- Cuarta Etapa: Transformación de empresas multinacionales en transnacionales (1990-2014): las reformas al sector financiero sucedidas en la década de los 70s (quiebra del Acuerdo de Bretton Woods o reemplazo del patrón oro-divisas por el dólar como referente de las transacciones financieras) y el derrumbe del bloque socialista, crearon condiciones para la deslocalización de los procesos productivos a nivel mundial y en medio de ese proceso se inicia un entrelazamiento de capitales, intereses comerciales, creación de supra-Estados (NAFTA, Comunidad Económica Europea) y de alianzas económicas, comerciales y políticas que han transformado todo el entorno internacional. China se abre a la inversión extranjera y se convierte en la fábrica del mundo.
El fin de la división territorial del mundo
Las asociaciones
capitalistas monopolistas primero se reparten entre sí el mercado interno y se
apoderan de un modo más o menos completo de la industria del propio país. El
capitalismo creó hace tiempo un mercado mundial. Y a medida que aumentaba la
exportación de capitales y se ampliaban las vinculaciones extranjeras las cosas
gravitaron “naturalmente” hacia un acuerdo universal entre esas asociaciones, y
hacia la formación de cárteles internacionales. Este es un nuevo grado de la
concentración mundial del capital y la producción más elevado que los grados
anteriores.
El imperialismo
implicó no sólo una expansión comercial y nuevas fuentes de recursos para las
potencias colonizadoras, sino, además, dominio político, ocupación militar y
una explotación sistemática de las colonias, las cuales perdieron totalmente su
soberanía. Francia, Alemania, Italia, Rusia Estados Unidos y Japón se lanzaron
a la conquista de colonias.
Los estados
imperialistas, especialmente Gran Bretaña y Estados Unidos, justificaron sus
actuaciones en los países que colonizaban no solo argumentando causas políticas
y económicas, sino también razones supuestamente racionales. Ciertamente, los
países imperialistas pusieron en marcha una compleja maquinaria propagandística
e ideológica cuyo objetivo era presentar y convencer a toda su población de que
sus motivos para realizar tales acciones estaban justificados desde un punto de
vista moral.
La globalización y el fin de la libre
competencia
La competencia está
basada en la libertad de decisión de los que participan en el mercado, en un
contexto en el que las reglas de juego son claras para todos y se cumplen
efectivamente. La libre competencia se basa fundamentalmente en la libertad de
elección tanto para el consumidor, como para el productor.
En una situación de
monopolio, un solo productor satisface la demanda de todos los consumidores.
Ello le permite la posibilidad de determinar el precio y la cantidad que más le
convienen al monopolista a costa de extraer recursos del consumidor. Una
situación de monopolio, sin regulación alguna, determina que el precio sea
mayor al que ocurriría en una situación de libre competencia, y que la cantidad
disponible sea menor. Es preferible, en el corto plazo, para los consumidores un
esquema de libre competencia que uno de monopolio.
Las prácticas
restrictivas de la libre competencia son las concertadas entre empresas con el
objeto de restringir la libre competencia, estas prácticas son siempre una
violación de los principios de la libre competencia y por tal es castigada por
ley. Esto es lo que se considera una práctica per se ilegal, es decir que
prohíbe objetivamente el desarrollo de una conducta independientemente que
pueda o no generar daños al mercado.
Algunos de los
casos más severos y más tratados de restricción a la libre competencia son el
abuso de posición de dominio, además de los casos de monopolio y las prácticas
restrictivas de la libre competencia. Otras violaciones del principio de libre
competencia son la competencia desleal, el dumping y subsidios, el uso ilícito
de marcas y/o de propiedad intelectual ajenas, la falta de información al
consumidor, entre otras. Todas ellas determinan que se quiebre el mecanismo por
el cual las preferencias de los consumidores, expresadas libremente en el
mercado, orientan a los productores a hacer el uso más eficiente posible de los
recursos productivos de los que dispone una economía.
LA CRISIS GENERAL DEL CAPITALISMO
La crisis general
del capitalismo se produjo cuando las principales reglas impuestas en el nuevo
orden económico que emergió de Bretton Woods empezaron a resquebrajarse. En
esencia se produjo debido al surgimiento de las inevitables crisis cíclicas
consubstanciales a la naturaleza propia del sistema capitalista (oscilación
cíclica que atrapa al sistema entre el “despegue”, la expansión y el “boom” y
su extremo opuesto, el estancamiento, la recesión y la depresión). Y el segundo
factor causal se debería al involucramiento y posterior entrampamiento del
imperio norteamericano en la guerra del Vietnam, un hecho de la esfera política
que tuvo sus implicaciones en la economía norteamericana.
La crisis general
del capitalismo ha recorrido dos etapas y ahora se encuentra en la tercera. La
primera etapa comienza con la Gran Revolución Socialista de Octubre y la
primera guerra mundial. En el curso de la segunda guerra mundial y de las
revoluciones socialistas en varios países de Europa y Asia, transcurre la
segunda etapa de la crisis general del capitalismo. En la actualidad, el
capitalismo ha entrado en la tercera etapa de su crisis general. La
peculiaridad de dicha etapa es la de haberse iniciado en tiempos de paz.
El problema de los mercados
Para que la
economía capitalista funcione de manera adecuada, los procesos de acumulación
(ahorro e inversión) deben invertirse en nueva capacidad productiva. La falta
de inversión en el aumento de la capacidad productiva trae como consecuencia
una disminución en la tasa de empleo. La caída del empleo, el ingreso y el
gasto, comporta un debilitamiento del consumo que tiende a desalentar la
inversión. De ahí que el proceso de acumulación en ahorro e inversión dependa del
consumo de quienes trabajan y obtienen un ingreso. los factores endémicos que
estimulan tales círculos viciosos son esencialmente dos: i) el riesgo en la
inversión productiva (lo que Marx define como el riesgo de desvalorización del
capital) y ii) la tendencia constante a la disminución real de los salarios.
La respuesta que el
sistema económico diseña es una incentivación artificial del consumo a través
de la expansión ilimitada de deuda que genera "burbujas
especulativas", esto es, políticas monetarias expansivas orientadas a
aumentar la liquidez y el circulante, así como el acceso fácil al crédito
(reducción de tasas de interés para acelerar la inversión y el crédito al
consumo, emisión de títulos de valores, aumento de la deuda pública,
disminución del coeficiente de caja bancario para que los bancos presten más
dinero contando con menos reservas líquidas, entre otras políticas diversas).
Esta expansión ilimitada de la deuda sostiene el gasto en "burbujas de
endeudamiento" que se van apilando hasta que el flujo de ingresos que las
sostienen se ralentiza o inevitablemente se detiene hasta hacerlas estallar.
La expansión
económica se construye sobre la base del endeudamiento. Pero no sólo las
personas sustentan su consumo en deuda, también los Estados hacen lo mismo.
Todos los gobiernos europeos, excepto Noruega, gastan más de lo que ingresan.
En el proceso del
capital (de dinero a la mercancía y el retorno al dinero) hay muchos momentos
donde el fracaso (Scheiterns) es posible. Esta incertidumbre, dada por la
posibilidad de que el capital se desvalorice a lo largo de su proceso genera
desconfianza en la inversión productiva y, así, da lugar a un déficit o una
carencia de la misma.
El problema del desempleo y las migraciones
El capitalismo
surgió de la emigración de la fuerza de trabajo disponible para la acumulación
de capital. La emigración siempre ha sido y es una constante del capitalismo. Marx
en “El Capital” habla de la acumulación originaria del capital, además del
expolio y la colonización de continentes enteros, y coloca a las migraciones
como base de la expansión del trabajo asalariado. Señalaba la imposibilidad de
aumentar extensiva e intensivamente la explotación de los obreros que ya
trabajan, siendo forzoso la incorporación de fuerzas de trabajo adicionales. Aquí
el propio mecanismo de la producción capitalista lo resuelve, la propia
reproducción de la clase obrera.
Para Marx las
migraciones son un fenómeno permanente en el surgimiento y desarrollo del
capitalismo. Marx señaló que el maquinismo que desplaza a la manufactura
permite a la acumulación de capital utilizar fuerza de trabajo poco calificada,
donde el régimen industrial capitalista moviliza fuerzas de trabajo con escaso
valor de cambio. A su vez rechaza a los obreros especializados que la máquina
vuelve superfluos, los cuales se convierten en parte de lo que Marx llamaría
superpoblación relativa, ejército industrial de reserva. Maquinismo y ejército
de reserva, provocan la emigración de parte de ese contingente de fuerza de
trabajo nacional sobrante. Por ello Marx señala que la constante “eliminación”
de obreros en los países de gran industria fomentó la emigración y la colonización
de países extranjeros.
La militarización de la economía de los
países capitalistas occidentales
La militarización
de la economía bajo el imperialismo es la adaptación de la economía de los
estados imperialistas a las necesidades de las guerras de conquista por ellos
organizadas con el fin de que los monopolios capitalistas obtengan elevadas
ganancias. En el período de tránsito al imperialismo, la militarización alcanzó
su grado máximo en la Alemania kaiserista: en vísperas de la segunda guerra
mundial, en la Alemania de Hitler y en el Japón, y después de la segunda guerra
mundial, en los Estados Unidos. La militarización de la economía se expresa,
ante todo, en el crecimiento de la producción bélica y de las ramas de la
economía a ella vinculadas, a menudo en detrimento de la industria civil. Ello
conduce a un aumento en flecha de los gastos militares del Estado. Bajo el
influjo de la militarización, se refuerza el capitalismo monopolista de Estado.
Se acentúa la explotación de los
trabajadores en los países capitalistas
Con el paso se los
años, desde la “organización científica del trabajo” y su aplicación en la
práctica, se han mejorado las condiciones de trabajo. Llegó un momento en que los
nuevos salarios en las fábricas de Ford permitieron a sus trabajadores
convertirse en consumidores, inclusive de los autos fabricados por ellos, así
que los trabajadores que no se sentían interesados en un trabajo repetitivo,
recuperaban fuera del trabajo su condición humana (o creían recuperarla) como
consumidores, gracias a los salarios relativamente altos que percibían. Luego,
se aumentó la productividad y se redujo el tiempo de trabajo. En la actualidad,
sin embargo, pese a que continuó aumentando considerablemente la productividad,
esa tendencia a la reducción de la jornada laboral se invirtió y también
aumentó la intensidad del trabajo a causa de la necesidad que tiene mucha gente
de trabajar más tiempo (en el mismo empleo o en un trabajo adicional) a fin de
ganar lo mínimo necesario para sobrevivir.
De modo que puede
decirse que la esclavitud asalariada propia del capitalismo, que pudo
entenderse limitada sólo a la jornada laboral, ahora se extiende a todo el
tiempo de la vida de los asalariados. De alguna manera, ha desaparecido la
diferencia entre la esclavitud como sistema prevaleciente en la antigüedad (el
esclavo al servicio del amo de manera permanente) y la esclavitud asalariada
moderna. La mayor parte del beneficio resultante del aumento de la
productividad engrosa la renta capitalista y una mínima parte se incorpora al
salario, aunque no siempre. Es así como una constante del sistema capitalista
es la profundización de la desigualdad en la distribución del producto. Y del
mismo modo, el tiempo social liberado por el aumento de la productividad se
distribuye desigualmente: el tiempo que dedican al trabajo los asalariados no
disminuye, ni aproximadamente, en la misma proporción en que aumenta la
productividad.
Retroceso en los logros sociales de los
trabajadores a escala mundial
Una de las
características del capitalismo como sistema económico es su inestabilidad. A
lo largo de los siglos, ha probado tener una enorme capacidad para lidiar con
la incertidumbre, la recurrencia, la circularidad y, al mismo tiempo, ha sabido
producir y reproducir los mecanismos más acerados de su existencia, como lo son
la acumulación de riqueza, la explotación de la fuerza de trabajo, la
depredación y una excepcional capacidad de reinvención ideológica cada vez que
se encuentra frente a frente con un estado sorpresivo de crisis.
A comienzos del
siglo XXI, el neocolonialismo surge nuevamente y de manera reforzada con nuevas
características y elementos. En África muchos países se encuentran bajo
intensas presiones por parte de EE. UU y lo mismo ocurre con Latinoamérica. En
Asia, al Gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica, le preocupa el
vertiginoso desarrollo que se viene produciendo en la república Popular China.
En los antiguos países socialistas de Europa, la clase obrera se encuentra en
un estado feudal. El racismo, el neofascismo y la xenofobia están reapareciendo
de manera gradual. La revuelta de los inmigrantes en Francia y Estados Unidos,
así lo demuestran.
En las luchas actuales
de los movimientos obreros y sindicales de trabajadores, los reveses de
1989-1991 trajeron aparejado un cambio en la correlación de fuerzas que le
proporcionó a los EE.UU. la dominación del mundo, lo cual ha generado el cambio
de fronteras estatales, millones de refugiados, la muerte de personas
inocentes, la abolición de la independencia y soberanía de los países y la
esclavitud de naciones. Los datos estadísticos expresan que bajo el
imperialismo contemporáneo unos 8,5 millones de refugiados y otros 21 millones
de personas han tenido que emigrar de una región a otra dentro de sus propios
países. Utilizando el pretexto de la guerra contra el terrorismo, se han
restringido los derechos democráticos y sindicales de los trabajadores; también
se han restringido las libertades humanas.
Con el triunfo del
neoliberalismo, los gobiernos nacionales, como agentes reguladores de los
mercados nacionales de trabajo, comenzaron a desarrollar, de manera más o menos
coordinada, una serie de políticas de liberalización o flexibilización de
dichos mercados, encaminadas a abaratar los procedimientos de contratación, de
despido y de gestión de mano de obra, así como a reducir los salarios reales,
lo que señala invariablemente algunos retrocesos en las mejoras sociales de los
trabajadores.
Rebelión política de los países explotados
Durante la mayor
parte del siglo los países pobres, faltos de toda organización, fueron
fácilmente manipulados por un puñado de compañías que controlaban las
principales industrias mundiales. En los años 60, siete corporaciones mundiales
con direcciones entrelazadas controlaban el 83% de la producción de Cobre fuera
de los países socialistas. Sin embargo, en la actualidad esta situación ha
cambiado; los países imperialistas afrontan hoy en diversas magnitudes la falta
de materias primas, mientras que los países subdesarrollados han emprendido
diversas acciones para proteger sus recursos básicos y venderlos a un precio
razonable y tratan de crear industrias de transformación en sus propios países.
En 1975, según “Le
Monde Diplomatique”, los países subdesarrollados producían el 40 por ciento del
hierro consumido por los países capitalistas industrializados, pero sólo
participaban con el 4,5% en la fabricación de acero. En la bauxita la
producción conjunta de los subdesarrollados constituye el 64,5% del total,
mientras que su participación en la producción de aluminio se limita a un 6,5%.
En esa misma época la dependencia norteamericana de minerales extranjeros había
crecido a un ritmo difícil de soportar.
Estados Unidos
carece del Titanio, Platino y Colombio que emplea su industria aeronáutica, del
Manganeso para producir hierro en lingotes, de la Bauxita que necesita en la
industria del aluminio, del zinc que utiliza en la fabricación de hierro
galvanizado, del estañó empleado en la fabricación de envases, del Tungsteno vital
para endurecer las herramientas cortadoras de alta velocidad; para este país cada
vez es mayor su dependencia de importación de estos minerales, y una buena
cantidad proviene del Tercer Mundo.
Cada vez resulta
más evidente que la negociación colectiva, cuando se trata de la explotación de
recursos naturales, es la clave para poner coto al poder de las corporaciones
mundiales. El poder de negociación de los países subdesarrollados ha mejorado enormemente
en los últimos años. Los intereses comunes frente a los grandes colosos
imperialistas han primado sobre sus diferencias, dando origen a un frente común
que cuenta con el apoyo entusiasta del campo socialista. La correlación mundial
de fuerzas ha cambiado en favor de los movimientos de liberación nacional y el
campo socialista.
Renacer del socialismo
Tres cuartos de
siglo después del comienzo de la era imperialista, las Naciones Unidas se han
visto obligadas a aceptar que, a pesar de los planes de ayuda a los países
“subdesarrollados”, los países ricos son cada vez más ricos y los países pobres
van siendo cada vez más pobres. Estos países no tienen ninguna esperanza de
salir de su situación de subdesarrollo y de explotación dentro del sistema
imperialista. El camino de liberación de los países “subdesarrollados” pasa por
la ruptura definitiva de los lazos que los atan a las potencias imperialistas y
por su participación en el proceso de la, revolución socialista mundial.
Entre los
partidarios del Socialismo hay distintas opiniones, que van desde las que
consideran que no hay duda sobre la permanencia y superación del Socialismo en
la Unión Soviética, hasta las que sostienen que el primer intento socialista (la
Revolución Rusa de 1917) ha fracasado; éstos opinan que, más adelante se
volverá a iniciar el proceso. Países como Vietnam, Corea del Norte, China y
Cuba se han declarado socialistas y están en curso distintos intentos de
rectificación y superación, sin salir del marco socialista.
Se pueden mencionar
también algunos estados de Europa occidental, que han sido o están siendo
gobernados por partidos socialistas o social-demócratas, aunque más bien se
trata de un capitalismo "moderado", del llamado Estado de bienestar,
con determinadas ventajas y garantías para los trabajadores, pero sin abolir el
principio de la ganancia privada.
Por otra parte,
están los "Socialismos" de los países subdesarrollados, como el que
rigió durante algún tiempo en la India, y también en Indonesia, Egipto, Argelia
y otros. Se trata propiamente de una combinación de Capitalismo de Estado (que
se encarga fundamentalmente de la infraestructura) y de empresa privada; es
decir, de una forma de "economía mixta". El sistema no ha pretendido
terminar con la ganancia basada en la propiedad privada; pero, sí ha sido útil
para impulsar hasta cierto grado el desarrollo nacional, aprovechando las
rivalidades entre los países socialistas de su momento y los capitalistas. Sin
embargo, el crecimiento económico logrado no ha permitido un mejoramiento
importante en el nivel de vida de sus pueblos, y la pretensión socialista se
encuentra actualmente en retroceso o ha sido abolida en la mayor parte de estos
países en los últimos años.
En resumen, puede
decirse que está abierta actualmente la posibilidad de la superación del
Socialismo existente en la Unión Soviética y en otros países (o de su
transformación en auténticamente socialistas). Por otra parte, nada obliga a
pensar que una nueva construcción socialista, que tome en cuenta las
experiencias obtenidas, no pueda lograr éxito y dar lugar, con una adecuada
estructura social y política, a la liberación de la iniciativa de los pueblos y
de las fuerzas creadoras del hombre y significar un nuevo y trascendental
avance de la humanidad.
CONCLUSIONES
Imperialismo y monopolios
constituyen una unidad de dos elementos; por una parte, el elemento económico o capital financiero, como la unión del capital bancario de algunos grandes
bancos monopolistas con el capital de los grupos monopólicos de industriales, y,
por otra parte, el elemento político, esto es, el reparto del mundo, que viene a ser el tránsito
de la antigua política colonial que se expandió, sin obstáculos, en las regiones
todavía no apropiadas por ninguna potencia capitalista, a la política colonial
de dominación monopolista de los territorios del globo, por parte de los países
imperialistas.
El imperialismo como fenómeno
económico y político contiene cinco rasgos fundamentales: 1) concentración de
la producción y del capital, de un grado tan elevado de desarrollo que ha
creado los monopolios, los cuales, desempeñan un papel decisivo en la vida
económica del mundo; 2) fusión del capital bancario con el industrial,
creándose el capital financiero y, de éste proceso, surge la oligarquía
financiera; 3) exportación de capital, a diferencia de la exportación de
mercancías, adquiere una importancia particular; 4) formación de asociaciones
internacionales monopolistas de capitalistas, las cuales se reparten el mundo,
y 5) culminación del reparto territorial del mundo entre las potencias
capitalistas más importantes.
ANÁLISIS INDIVIDUALES
García Ana C.I.: 24.027.080
Alguna vez Lenin escribió que "Si fuera necesario dar la más breve definición del imperialismo tendríamos que decir que que es la etapa monopolista del capitalismo", lo cual resume muy brillantemente el concepto de este término, dando también toda su significación al predominio del monopolio en los países capitalistas más avanzados. El capitalismo monopolista ha sufrido cambio; la competencia, que fue la forma predominante de la relaciones de mercado en el siglo diecinueve ha cesado de ocupar tal posición en todas partes del mundo capitalista, siendo hoy la unidad económica típica en el mundo capitalista la empresa en gran escala que produce una parte importante del producto de una industria o de varias industrias y que es capaz de controlar el precio, el volumen de su producción y los tipos y cantidades de sus inversiones. En la actualidad, la iniciativa revolucionaria contra el capitalismo, que en los días de Marx correspondió al proletariado de los países avanzados, ha pasado a manos de las masas empobrecidas de los países subdesarrollados que están luchando por independizarse de la dominación y explotación imperialista.
Pérez Floribeth C.I.: 23.543.058
La concepción de los marxistas de principios de siglo XX identifican al imperialismo con una nueva etapa del capitalismo surgido con la irrupción del monopolio, hacia fines del siglo XIX, siendo su principal característica, según Lenin, el monopolio que consiste en “la dominación de las asociaciones monopolistas de grandes patronos. Pra muchos teóricos, el capitalismo monopolista reemplazó al capitalismo de libre competencia y la competencia se transformó en monopolio, que es la base de la vida económica. Esto implica que prevalece la violencia en la manipulación de precios; la ley mercantil pierde relevancia, y las ganancias son, más, el producto de “maquinaciones financieras y estafas”, y del robo, que de la ley económica. También la competencia se desplaza del mercado interno al mercado mundial, y se desarrolla a través de conflictos armados entre las potencias. El capitalismo monopolista se caracteriza por el estancamiento de las fuerzas productivas y ha llevado a la fusión del capital bancario con el capital industrial, convirtiéndolo en capital financiero.
Sifontes Yusbely C.I.: 25.262.614
El tema del imperialismo ha sido tratado y debatido ampliamente al paso de los años; para muchos la referencia obligada son los trabajos de Lenin, Hilferding, Hobson, Bujarin entre otros, pero la idea general que sigue en pie es que el imperialismo se caracteriza por el predominio del monopolio y la explotación de las colonias, las semicolonias y los países dependientes por los países industrializados. Ya en el siglo XX, se relaciona al sistema capitalista con una nueva era en la que hay una combinación de guerras: guerras mundiales entre las potencias; guerras de los pueblos oprimidos contra el imperialismo y por su liberación nacional; y guerras civiles de los trabajadores contra el capital en los países industriales avanzados.
Zamora Roxand C.I.: 24.666.878
El capitalismo monopolista es una forma del capitalismo, o más bien una etapa del capitalismo, que se produce cuando los dueños del capital unen su fuerza al poder del Estado burgués con el fin de afianzar este régimen, logrando proporcionar a un puñado de magnates ganancias máximas, y reducir las reivindicaciones progresistas de ayuda social a los desfavorecidos. Lenin definió el imperialismo no sólo como la época de los gigantescos monopolios capitalistas, sino, además, como la “época de la transformación del capitalismo en capitalismo monopolista de Estado”. Con este sistema la concentración de capitales es inmenso en manos de los principales monopolios cuyo poderío se refuerza a niveles superiores porque la riqueza del capital aumenta.
REFERENCIAS
- Capitalismo monopolista. Enciclopedia de Economía. Disponible: http://www.economia48.com/spa/d/capitalismo-monopolista/capitalismo-monopolista.htm
- Diccionario de Economía política. Imperialismo. Disponible: http://www.eumed.net/cursecon/dic/bzm/i/imperialismo.htm
- El imperialismo, fase superior del capitalismo. Disponible: https://es.wikipedia.org/wiki/El_imperialismo,_fase_superior_del_capitalismo
- Giraldo, J. (2002). Justificación de los monopolios en las economías de libre mercado. Disponible: https://www.gestiopolis.com/justificacion-monopolios-economias-libre-mercado/
- La oligarquía financiera. Libro de Texto Economía Política, Sección Primera, Capítulo VI, pp. 169-170. La Habana: Editorial Pueblo y Educación, 19??.
- Material didáctico de ciencias sociales. Economía Política. Ed. Progreso. Moscú. Pág 227.
- Barrios, S. (2015). La crisis general del capitalismo (1968-1991). Disponible: http://www.alainet.org/es/articulo/169122
- Hidalgo Capitán, A. (2011) Economía política global. Una introducción. Edición electrónica gratuita. Texto completo disponible en: www.eumed.net/libros/2011b/942/
- Harnecker, M. (1979). Imperialismo y dependencia. Editora Nacional Quimantú, 1ª. Ed. Chile.
- Araujo, M. (2012). Socialismo. Fuerza Universidad Experimental Politécnica de la Armada Nacional. Disponible: http://www.monografias.com/trabajos70/socialismo/socialismo2.shtml
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